FotoS de la PlazA ÑuñoA

Crónica del barrio

Universidad Diego Portales
Facultad de Comunicación y Letras
Taller de reporteo y producción de noticias
Profesora Loreto Aravena

Plaza Ñuñoa:

Un barrio que no quiere ser olvidado

Con un poco más de 160.000 habitantes, Ñuñoa comienza a hacerse notar en las noches capitalinas. Sin embargo, no es toda la comuna la que deslumbra a los ojos de sus visitantes y pobladores. Es un barrio en particular el que poco a poco, con tranquilidad y estilo, intenta ser parte de un nuevo circuito gastronómico y de vida social.

Por Víctor Silva

Hace más de 65 años que la esquina de Irarrázabal con Avenida Jorge Washington, se ha mantenido con cambios que la caracterizan. La Plaza Ñuñoa es uno de esos. Actualmente es el símbolo de la comuna: Centro cultural, civil y gastronómico.

Dividida en dos la avenida Irarrázabal (en honor a José Manuel Irarrázabal, senador que impulsó la Constitución de la Comuna Autónoma en Chile), la Plaza Ñuñoa se instaura como uno de los principales focos de la comuna. El lado sur se caracteriza por recibir a los escolares, sobre todo de enseñanza básica, que van a los juegos junto a sus mamás. El lado norte llama la atención por la pileta ubicada al centro del cuadrado.

Desde hace un par de décadas, la Plaza Ñuñoa se concibe como uno de los principales centros gastronómicos de la comuna y de la ciudad de Santiago. La variedad en locales gastronómicos y su calidad en satisfacer los diferentes paladares tientan a los consumidores para que regresen a probar los diferentes platos y tragos que esperan en cada espacio. Bares, restaurantes, fuentes de soda, pizzerías y gelaterías son las diferentes opciones que se pueden tomar en cuenta a la hora de visitar este lugar. Históricamente los establecimientos más reconocidos son Las Lanzas, el Café Dante y Don Pepe, siendo además los propietarios más antiguos del sector. Hay también otros espacios para diferentes gustos. Uno de ellos es la Batuta, un tugurio que ha marcado los “carretes ñuñoínos” por su carácter inclinado hacia la música chilena de todo tipo. En él se presentan los artistas chilenos de variada índole. Rock, baladas, y otros estilos son mezclados en ese lugar con un trago en la mano.

Jeannette Donoso, es cajera de un local de lanas ubicado en la avenida Irarrázabal a sólo una cuadra de la plaza Ñuñoa. Hace 16 años trabaja ahí, pero antes participaba del grupo scout de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, ubicada a un costado de la plaza en la calle Francisco Molina. Cuenta que en los años ochenta, comenzó a aumentar la afluencia de público en la plaza, atraídos por la oferta gastronómica. Antiguamente la plaza era utilizada principalmente para paseos familiares. La entretención de los niños eran los antiguos juegos de madera que actualmente están ubicados en el mismo sector (costado sur). La diferencia es que ahora son de plástico.

Dos trabajadores del sector hablaron de sus experiencias en el barrio. Uno de los temas en el que sus respuestas fueron opuestas fue la delincuencia. Mientras uno opinaba que el sector y principalmente el barrio, eran tranquilos, buenos para vivir y salir a caminar, el otro señalaba los principales puntos dónde asaltaban a la gente, e incluso, dijo quiénes eran los implicados. En sus trabajos se sentían bien. Con un poco de distancia, el encargado del almacén Danelli, comentaba sus experiencias y decía que ese era un buen sector para compartir con la gente, que aún se mantenía el cariño de un barrio antiguo. Don Juan López, dueño de la verdulería compartía la opinión. A pesar de la llegada de nuevos vecinos y gente joven al sector, aún se puede mantener la confianza, y las conversaciones gratas con ellos mismos. “No son las personas las que cambian, sino el entorno”.

Antiguamente, la comuna entera estaba constituida de grandes casonas, algunas casas quintas y uno que otro edificio de máximo 6 pisos. Sin embargo, la situación hoy es diferente. Las construcciones de grandes edificios crean un completo contraste entre lo antiguo y lo nuevo, sobre todo en las calles perpendiculares a la avenida Irarrázabal, y en la avenida Dublé Almeyda. En un mismo pasaje, a dos cuadras de la plaza, hay un edificio de más de 10 pisos, rodeado sólo por grandes casonas. Actualmente el plan regulador de la comuna presenta un nuevo reglamento con mayores restricciones en la construcción de edificios, para así no destruir completamente las antiguas casas que aún permanecen en el barrio. Un 57% de la población de Ñuñoa vive en departamentos, lo que ha significado no sólo un cambio en la fisonomía barrial de antes, sino que también en los servicios de la zona. Este cambio involucra más colegios, más jardines y más actividades para jóvenes y niños, que son los principales y nuevos usuarios de estos servicios.

Al ser uno de los centros más característicos de la comuna, la Plaza Ñuñoa concentra los edificios municipales más importantes. El más trascendental para la administración, es la Municipalidad de Ñuñoa, que se ubica en el costado norte de la plaza, en la calle 19 de Abril (recibe ese nombre, porque fue el día en que el sector fue nombrado como “Villa Ñuñoa”). En ella está la mayoría de las direcciones administrativas de la comuna: Medio ambiente, obras, tránsito, entre otras. Culturalmente, en ese mismo costado de la plaza, pero en la avenida Jorge Washington, está el actual Teatro de la Universidad Católica, conocido también como el ex Teatro Dante. En él, se presentan más de 160 obras al año. Cruzando hacia el costado de la plaza, se pueden encontrar dos colegios. El primero, está ubicado en la esquina de Dublé Almeyda con Humberto Trucco, y es el Colegio República de Costa Rica. El segundo es el Colegio José Toribio Medina ubicado en la avenida Dublé Almeyda.

A pocas cuadras de la plaza, está el histórico Liceo Experimental Manuel de Salas creado en el año 1932 bajo el mandato del Presidente Arturo Alessandri Palma. Estaba diseñado para la experimentación de nuevas metodologías de aprendizaje para la educación secundaria y que en su época fue polémico. El sólo hecho de que fuera un colegio mixto, ya marcaba la diferencia con los otros colegios de esa época. En el año 1942, el liceo fue traspasado a manos de la Facultad de Educación de la Universidad de Chile.

La antigua casa Ossa, ubicada en avenida Irarrázabal a metros de la plaza hacia la cordillera, es actualmente la Casa de la Cultura de Ñuñoa. Esta residencia pertenecía a José Alessandri Palma, la que luego de la separación de los terrenos por la construcción de la nueva avenida y tras la muerte de su dueño, fue donada a la municipalidad de la comuna en el año 1952. Esta es una de las impulsoras del programa cultural y deportivo que se realiza en la plaza Ñuñoa y en sus alrededores. Algunas de los eventos son festivales de música, feria de libros, actividades deportivas, para el adulto mayor y para los jóvenes de la comuna, dejando la plaza como meta o como escenario principal. Además se suma el festival navideño, realizado cada año en conjunto con la Municipalidad.

El fenómeno de construir edificios de grandes alturas al lado de casonas rodeadas de árboles frutales, es el mismo contraste que se crea con la gente que habita el barrio. Eso sí, con una clara diferencia: Ellos son capaces de adaptarse a sus nuevos vecinos. La comuna está habitada principalmente por la clase media alta. Según el análisis de la municipalidad, casi un 60% de la población pertenece a esta clasificación. De ellos, el grupo etáreo que alcanza un mayor porcentaje, son los adultos que están entre los 19 y los 59 años, seguidos por los adultos mayores. Actualmente, se puede ver de lo mismo, pero con una prevalencia del grupo que está entre los 19 y los 59 años. El motivo de este proceso es al aumento inmobiliario y el objetivo de este último es dirigirse a las familias. Aquí se puede entender el aumento de este grupo en la nueva apuesta de la plaza y sus alrededores. Un sector joven que pueda mezclar lo antiguo, con lo nuevo.

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